domingo, 26 de octubre de 2014

de cómo la Patagonia es maravillosa y extraño a mi Fabián

He vuelto de un viaje que estoy segura de que no voy a olvidar. La Patagonia chilena es maravillosa, y gracias a mi mamá (que siempre se saca la mierda por nosotrxs), pude conocerla. Los viajes en avión no son lo mío en todo caso, no me gusta el mareo excesivo que siento cada vez que hay turbulencias y la ansiedad que me produce escuchar cualquier ruido, lo que me lleva automáticamente a pensar que el avión está a punto de caerse. De todos modos me gusta el ritual que hay en los viajes, el papeleo absurdo, el dejar las maletas, el esperar comiendo algo rico, el llegar a un lugar nuevo y ver todas las cosas con ojos de niñx. Viajamos harto rato (porque para llegar a Puerto Tranquilo hay que viajar en auto unas tres horas aproximadamente desde Balmaceda, el pueblito donde queda al aeropuerto). Sin embargo, el viaje fue maravilloso. Paisajes sacados de sueños, mucho verde, muchos laguitos hermosos, muchos animalitos, mucha nieve desparramada por ahí. Nuestra primera parada fue en Cerro Castillo, un pueblito pequeñito con casitas humildes y una plaza preciosa, donde hay una escultura en madera de un "gaucho" que te ofrece un mate, junto a su perro. Comimos un churrasco patagónico en el restaurant de un señor muy amable, que nos conversó mucho de la región, de cómo los empresarios habían comprado casi todo, cometiendo varias injusticias y dejando un poco la cagá, por lo que él tenía toda su esperanza depositada en "las nuevas generaciones", las cuales esperaba hicieran algo al respecto. Después de una amena conversación seguimos viajando a Puerto Tranquilo. Cuando llegamos, dejamos nuestras cosas en la residencial de la Señora Manda (sí, Manda, no Amanda) y partimos a las catedrales de mármol en un bote conducido por Camilo, un guía muy simpático. A esas alturas del día ya habíamos viajado por cielo, "mar" (lago) y tierra.

Las catedrales son maravillosas, creo que pocas veces en mi vida he visto cosas tan lindas como esa. Lo cuatico es imaginarse que todas esas formas y colores hermosos son el resultado de millones de años de erosión al mármol. Según Camilo, eso comenzó a ocurrir por ahí por la era glacial. Muuuuuuchísimo tiempo. En fin, estaba fascinada. Me encantan los paisajes, me encanta ver cosas que sé que tienen un valor enorme, que son majestuosas por sí solas. Y las catedrales lo son totalmente. Los colores del agua y su transparencia hacían que el espectáculo fuera aún más impresionante. Además, ver la felicidad de mi mamá al vernos a mi y a mi hermano disfrutar de algo que a ella también la había maravillado, fue abrumadoramente placentero. Ver a mi mamá así es bastante difícil, por lo que su continua sonrisa me hacía disfrutar aún más todo lo que estaba viendo. Eso si, siempre pensaba en compartir todo lo que estaba viendo con el Fabián, en volver con él a ese lugar tan hermoso y vivirlo juntos (estaba doblemente presente en mi mente a causa de su distancia, está a muchísimos kilómetros de mi, compitiendo en Paraguay).

Al día siguiente fuimos al campo del jefe de mi mamá, del cual ella está encargada de administrar y afinar algunos detalles. Habían caballos, vacas, pollitos, perritos amistosos, gatitos juguetones, muchos animalitos, lo cual fue muy entretenido. Me vi a mi misma muchas veces jugando con mi hermano, recorriendo como una niña, maravillada por todo y sacando muchas fotos (efecto reforzado por el hecho de estar en la Patagonia, ya que siempre actúo de una forma estúpidamente inmadura para mi edad cuando estoy con el Rómulo). Todo había sido maravilloso hasta ahora. Y lo seguiría siendo. Más tarde fuimos a la convergencia del Río Baker y el Río Neff, que queda a una hora más o menos de Tranquilo. Es un lugar maravilloso, el agua corre tan fuerte e intensamente que llega a asustarte la fuerza de la naturaleza, es abrumador y hermoso. Estuvimos un buen rato sacando fotos y pegados mirando el agua caer con tanta fuerza que saltaba a todas partes. Fue perfecto. Después nos devolvimos, pasando en el camino por otros lagos y paisajes igual de maravillosos que el anterior, con aguas clarísimas llenas de salmoncitos pequeños y colores diferentes. Ese día llegamos cansadísimos y nos dormimos muy temprano para iniciar el día siguiente a primera hora de la mañana. 

Nos esperaba uno espectáculo que no quise ver (cómo castraban a los toros) pero que reemplacé por más paseos por el campo del jefe de mi mamá, admirando a los animalitos y persiguiendo a los pequeños pollitos que habíamos encontrado con mi hermano el día anterior, mientras se preparaba el asado al palo típico de la región, lo cual todos estábamos esperando. Había un montón de comida y de gente, muchos "gauchos" que estuvieron toda la mañana trabajando y que ahora cortaban la carne con sus propios cuchillos, que llevaban guardados en sus cinturas, adosados a un cinturón de cuero que venía perfecto con su boina, típica también de la zona. Debo decir que la gente de allá no es muy afable, a diferencia del imaginario colectivo presente en las mentes de los santiaguinos de que toda la gente del sur de Chile es gordita y amable. Los climas extremos producen lo contrario, creo yo. De todos modos, son simpáticos, y si los sabes tratar, inmensamente amables (como toda la gente que nos atendió en nuestro viaje). Además, saludan a todo el mundo. Es brigido, un completo desconocido te saluda igual en la entrada del negocio (tiene sentido allá, que todos se conocen). Después de aquel contundente asado nos fuimos a la residencial a descansar un poco después de haber comido tanto, sólo para despertar con otra invitación que le hicieron a mi mamá a otro asado (esta vez trucha y salmón), por parte de un amigo muy querido. Fuimos a su casita, donde recibía a turistas que iban a dar paseos a las catedrales de mármol o querían andar en kayak por el lago. Era un lugar muy pacífico, pequeñito y bonito, con botecitos y todos los implementos necesarios. Conocimos a "Solito", un perrito muy juguetón que se tiraba al lago y nadaba como nunca había visto a un perro nadar. Mi hermano tiraba piedras al lago para hacer "sapitos" y ahí partía Solito, zambulléndose en la fría agua del lago. Era algo muy tierno de ver. Para variar, comimos mucho, conversamos harto y lo pasamos muy bien (aunque nuestras ropas ya estaban impregnadas de humo y el frío era intenso). Ese día también nos acostamos temprano, sin antes comprar algunas cervezas para traerle al Fabián... el sur había sido más agotador de lo que había pensado.

Y así fue como llegamos al final del viaje. Hoy en la mañana temprano, a eso de las 7.30, emprendimos el viaje a Balmaceda, en el cual me enfermé del estómago y dejé algunos recuerdos en la región de Aysén (jijiji), algo que se ha vuelto casi una tradición en mis viajes (en Perú pasó lo mismo). Después de varias horas de viaje llegamos, bastante atrasados, a tomar el vuelo. Alcanzamos justito, lo logramos a duras penas. Llegamos a la ciudad de Puerto Montt a cambiar de avión, donde compramos más recuerdos y tomamos el vuelo a Santiago, el cual me trajo de vuelta a mi hogar, a ver a mi papá y mi Petit, a los cuales ya empezaba a extrañar harto.

Ahora estoy escribiendo esto con tranquilidad y escuchando un disco de antaño de Linkin Park, a pesar de que tengo unas guías mirándome desde el otro extremo de mi escritorio. Hay prueba el martes. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en que mañana vuelve mi Fabito, tengo tantas, pero tantas ganas de verlo. Este viaje estuvo teñido por su recuerdo, pensaba todo el tiempo en él, revisaba varias veces al día el teléfono para saber como le había ido ese día y poder leerlo, aunque fuera un ratito. Mañana por fin nos volvemos a encontrar. Yo creo que él tiene razón y no estamos hechos para estar separados. Ya ha pasado mucho rato.

En fin, cambio y fuera :)


domingo, 21 de septiembre de 2014

"Tú eres más fuerte que esto..."

Insisto, mi relación con este blog es muy intermitente. La culpa la tiene la vida en general, pero en especial la universidad. Si ella (y yo misma también) no hubiésemos reducido el tiempo que paso sentada frente a la pantalla de mi notebook, sería distinto. Pero debo recordarme a mi misma que este blog es algo que necesito y me ayuda bastante. 

Hoy me siento diferente. Tuve un sueño diferente que me hizo despertar bastante asustada y con la ansiedad más viva que nunca. Lo controlo, no me dejo llevar por ese potencial "macabro" que tienen todas las cosas cuando ando ansiosa, pero el sueño de hoy fue muy distinto. Si, me morí de miedo y no quiero entrar en detalles, porque lo importante está en lo significó el sueño en sí, no en sus detalles (que, insisto, me asustaron bastante). Fue como si mi inconsciente quisiera recordarme que no estoy loca, que no hay nada que temer, que yo soy más fuerte que todos esos pensamientos angustiosos y ansiosos que a veces recorren mi cabeza. De hecho, una voz me lo decía constantemente mientras soñaba. Mi pololo me lo digo, en un principio no le di esa interpretación, pero después de un par de horas despierta las cosas comenzaron a tomar más sentido. Creo que el miedo nunca me ha frenado, pero vivir con miedo no hacer bien. Hay situaciones en la vida que uno no puede manejar, pero no por eso te vas a quedar sentado sin hacer nada.

No sé como más describir lo que siento hoy. Además, quiero salir. Hace un lindo día afuera y mi perrito me está esperando para salir a correr, estirar las piernas y hacer nuevos amigos. Hay cosas tan pequeñas (como él) que me emocionan demasiado.

Cambio y fuera.

lunes, 24 de febrero de 2014

De como terminé de leer "Tokio Blues"


Lo terminé. Me costó más que la mierda pero lo logré. Este libro lo tenía ahí, a la espera de ser leído desde el año 2011 o 2012, no recuerdo bien, pero me lo trajo mi querido padre de un viaje que hizo a Argentina (allá los libros no tiene iva como acá, así que hay que aprovechar). Lo había empezado el 2012 y lo dejé de lado por una serie de eventos desafortunados, pero este verano me decidí a terminarlo a como diera lugar. Y lo hice. Y debo decir que no fue de mi total agrado. Sí, sé que este libro fue un best seller en Japón, que Murakami-san es un gran escritor y muy connotado tanto en su país como en el mundo, pero a ratos me costaba mucho leerlo y hasta me aburría, además me producía una sensación de angustia cada vez que lo leía. Era algo soportable, claro, sino no lo hubiese terminado. Quizás esa sensación era producto de los temas que toca el libro y que, en general, la forma de narrar los hechos era bien nostálgica. Habían muchas muertes, muchos sucesos que marcaron la vida de varios personajes de forma bastante negativa, Watanabe-san es bastante estoico ante la vida y su "pasividad" a veces me molestaba, su forma de "no-vivir" me era extraña y a ratos molesta, pero creo que, en el fondo, eso mismo era lo que buscaba el autor. Transmitir lo que era la vida para Watanabe-san. Quizás me estoy yendo en la mansa volá, pero creo que es un libro digno pegarse esa volá. De todos modos, debo decir que el final me gustó bastante. Daba lugar a imaginarse cómo seguiría la historia, ajustándose a como uno querría que las cosas evolucionaran. No voy a hacer muchos spoilers por si alguien lee esta entrada y tiene el interés de leer el libro o ya lo está haciendo. Bueno, en fin. A pesar de que me costó mucho leerlo, me aburría y me producía angustia a ratos, lo disfruté, pero no lo suficiente. Creo que terminé de leerlo más por la ansiedad de saber en qué terminaría que por cualquier otra razón. En fin. No creo que vuelva a leer a Murakami-san. No me gusta tanta nostalgia en los libros. Aunque bueno, si hablamos de la nostalgia de García Marquez (que a mi parecer se evidencia un poco en mi libro favorito de todos los tiempos: "Cien años de soledad"), ahí es otra cosa, porque él es un grande. Me disculparán los fans de Murakami-san, la crítica experta en novelas, pero creo que va a costar que le otra oportunidad a este autor. Tengo otro libro ahí esperando, no recuerdo el nombre y me da pereza pararme para ver cómo se llama, pero algo de un pájaro. Es muy largo y, si es verdad que los libros de Murakami-san son todos bastante parecidos, creo que pasaré.

Me gustó esto de escribir sobre lo que leo. Me parece un giro interesante en este blog, así que seguramente lo seguiré haciendo. 

PD: Igual me dispongo a ver la película ahora, quiero ver qué tal la actuación.

Cambio y fuera, kkkkkkjjjjjj.

domingo, 16 de febrero de 2014

Catorce de Febrero y otras cosas

No pienso en el catorce de febrero como una fecha importante y que deba celebrarse... es más, considero que es una fecha que se inventó para que la gente consuma más, pero con un pretexto bueno. De todos modos, para una persona como yo, es medio raro ver a tantas parejas por la calle. Primero porque parecen multiplicarse en estas fechas, segundo porque terminé hace poco y me he sentido bastante sola este último tiempo. Argh, si sé que es cuento repetido en este blog... pero ¿qué puedo hacer ante esas emociones? Me siento más sola que un dedo, y típico que una en esas situaciones una se pone a pensar que nunca va a encontrar a alguien, que todo será muy miserable, etc. y es bastante complicado sacar esos pensamientos de la cabeza cuando tienes una mamá que te pregunta bastante seguido: "¿Y cuando vas a tener un pololo?", "¿Y no tienes ningún pinche por ahí?", "¿No te gusta nadie?", "¿Por qué terminaste con x? Si era super tierno", etc. No puedo evitar, ante esos comentarios, pensar en que quizás debería volver con él, en que hay que conformarse, en que no puedo seguir estando sola, etc. Y en realidad me gusta estar sola en cierto sentido, porque tengo mucho tiempo para entrenar, para salir con mis amigos, para hacer nada, para estudiar cuando sea necesario, etc. Sin embargo existe una parte de mi que si quiere esas tonteras de las relaciones de pareja, que si quiere estar con alguien, que ya está aburrida de que las cosas no resulten. Ya llevo como tres o cuatro relaciones frustradas... y estar escribiendo sobre esto me hace sentir una amargada culiá. De todos modos quería plasmar lo frustrada que me siento y dejar constancia de lo mamona que estoy, de que quiero estar con alguien y que las cosas resulten, no seguir siendo la segunda opción, la "patas negras", o cualquier otra derivación, porque no me merezco eso. Ni yo ni nadie.

sábado, 11 de enero de 2014

Extrañar

Si escribiera las cosas que me pasan en facebook, sin duda hubiese escrito esto.

Hace tiempo no me daba el tiempo de escribir acá. Mi presencia en este blog es super intermitente.

Comenzó el 2014. No quiero detenerme a hacer revisiones del 2013, porque me parece que fue lo suficientemente bueno como para darle más vueltas. Buenas notas, excelentes amigos, metas cumplidas, excelente pareja... ¿qué más voy a pedir? Estoy contenta con todo y con muchas ganas de cumplir mis metas este año. Sin embargo, terminé con mi pareja. 

Creo que es necesario dedicarle unas líneas a todo lo fue y lo que fuimos, porque la verdad es que lo extraño más que la mierda. A pesar de que fue todo super caótico, a mi parecer, pude sentir realmente preocupación y cariño (algo que hace muchísimo tiempo no sentía). Los problemas me ganaron, las conversaciones densas y otros factores hicieron que tomara la decisión de no seguir con eso. Sin embargo, ahora estoy entre que me arrepiento y que no. Puta que es cuatico extrañar a alguien, hace mucho tiempo no lo hacía... pero el extrañar de verdad, con ese poco con el miedo de volver a estar "sola" (uno nunca está solo verdaderamente, es sólo que no tiene el tipo de compañía que querría en ese momento), el extrañar cosas mundanas como estar en la pasta toda la tarde, escuchando música de youtube. No sé si habrá sido la mejor decisión... pero ya la tomé. Y quiero dejar pasar un par de días más, para ver si de verdad me estoy arrepintiendo o no. Es más difícil que la cresta, la dura que sí.

Y solo quería decir eso. Lo quiero mucho, ni cagando no dejaba constancia de eso acá.