miércoles, 4 de enero de 2017

De como peleo y me lleno de dudas

Sólo necesito sacarme esto de encima, para estar más tranquila no más. 

Hace un par de horas tuve una pelea horrible con mi papá. Nos tratamos mal, nos dijimos cosas pencas y subí a encerrarme en mi pieza con mucha pena y llorando mucho. Fue tan penca la situación, el haber llegado una vez más a ese punto y no hacer nada para evitarlo. Es que simplemente ya no podía más de la rabia, ya no podía aguantar ver que cada cosa que decía provocaba el efecto contrario a lo que estaba buscando o simplemente rebotaba y parecía que nunca la hubiese dicho. Ya no sabía como conciliar la situación y simplemente exploté. Me carga hacerlo, me carga gritarle a mis viejos, sobretodo a mi papá. Que manera de sentirme culpable en este momento, porque sé que actué mal, porque sé que podría haber abordado el problema con otra perspectiva, con otra disposición... pero al mismo tiempo recuerdo todo lo que me dijo y me da rabia, me da rabia sentir que nunca ha reflexionado sobre esta dinámica de mierda que tenemos, de estar siempre a la defensiva. No me gusta sentir que tengo que estar evitando una pelea cada vez que estamos los cuatro. Ya me aburrí del juego de tomar bandos, el cual nadie ha dejado de jugar. A veces me gana la impotencia, porque sé que podríamos llevarnos mejor, sé que podríamos estar más tranquilos los unos con los otros... pero al mismo tiempo siento que nadie quiere ceder su lado, dar un paso al costado y mostrar un poco de vulnerabilidad, un poco de ganas de que las cosas cambien un poco. Por lo mismo he optado por distanciarme, por no estar, por no hacer tan míos los problemas de mis viejos -porque eso son en el fondo, problema de ellos- pero tampoco sé si estoy haciendo lo correcto.

Me gustaría sentir que están poniendo de su parte, porque eso me daría más ganas de hacerlo yo también y no optar por alejarme. Al final, la familia la hacemos los cuatro, ¿cierto? Se supone que si. Entonces, ¿por qué no dejan el juego de quién es el más fuerte, quién es el que tiene más la razón de una vez por todas? Aburre, da pena y frustra, de verdad. Yo no quiero estar compitiendo constantemente o tratando de adoptar una actitud conciliadora todo el tiempo, en función de evitar peleas. Se supone que la familia es el lugar donde podemos ser vulnerables, ser nosotros, ser no más y punto. No es el lugar donde tenemos que seguir compitiendo, donde tratar de cagarnos al otro o donde demostrar que el otro está equivocado... o por lo menos así lo pienso yo. 

No sé qué hacer ahora. No sé si pararme, salir de mi pieza e ir a pedir disculpas... porque siento que estoy traicionando y haciendo como que nada pasa al adoptar esa actitud ¿Y si mejor no hago nada? No lo sé.

Cambio y fuera, kkkkkjjjj.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

De lo que fue el 2016

El 2016 fue un año bacán para mi. A pesar de que mundialmente ocurrieron cosas nefastas y no quiero sonar desconsiderada respecto a muchas muertes y muchos acontecimientos penca, no puedo negar que fue un buen año. 

Pude viajar a competir -que era algo que quería hacer hace mucho tiempo-, terminé mi carrera, tuve una práctica profesional bastante exitosa y que me hizo darme cuenta de que tengo dedos para el piano y que si logré algo con cuatro años y medio de formación "sociológica"; consolidé muchas amistades y estoy lograr, poco a poco, dejar ir a otras. Por las que duela, a veces el amor no todo lo puede y hay que dejar ir, porque se vienen nuevas cosas en la vida y todos estamos en etapas distintas. Si bien es algo que aún no logro meter bien en mi mindset, este año al menos logré asimilarlo. Fue un año de muchas victorias personales, de cerrar etapas y de darme cuenta de lo que soy capaz, lo cual me alegra mucho. En todas esas victorias me vi rodeada de gente orgullosa de mi, que compartía los mismos logros, que me acompañó en el camino y me apoyó. No puedo más que agradecida con elles, porque me hicieron feliz y porque puedo compartir mi vida con elles y estar en las suyas.

Creo que el balance es positivo, sin lugar a duda. Sin embargo, no puedo negar que parto este año 2017 con incertidumbre. El haber cerrado la etapa universitaria necesariamente significa el inicio de mi etapa laboral, lo que -como ya he dicho antes- me produce demasiada ansiedad, porque es algo que puedo controlar, pero hasta cierto punto. La verdad es que me da miedo. Si bien sé que tengo habilidades, me da miedo fallar, me da miedo ser not good enough, me da miedo lo que venga. Me siento muy insignificamente todavía, cuando converso con gente más grande y que lleva más tiempo en este mundo. Siento que me falta calle, siento que la voy a cagar. No puedo hacer caso omiso a esas emociones, aunque sean lo más normal del mundo. Me gustaría poder tener el control de la situación, poder saber que voy a trabajar bien y voy a poder hacer las cosas que quiero hacer -al corto plazo por lo menos, porque tampoco tengo mucha claridad-, pero sé que no puedo asegurarme todo. 

Seguramente esta entrada se lee muy estúpida hasta este punto. Me leo y me doy risa... pero en el fondo es lo que me pasa. No quiero ser menos, eso es todo. ¿Menos que quien? ¿Menos que qué? La verdad es que no sé. Probablemente son estándares que yo misma fijo y que solo están en mi cabeza. 

Espero que el año 2017 parta bien para todes, en todos los aspectos y que de una vez por todas derroquemos el patriarcado. Sería bacán, aunque sea mucho pedir.

Cambio y fuera, kkkkkjjjjj.

martes, 18 de octubre de 2016

De como es todo muy rápido

No quiero forzarme a escribir, a que salga un texto largo y hermoso. No quiero forzar lo que tengo que decir. Mañana me titulo, qué brigido como pasa el tiempo. Ya salí de la universidad, soy socióloga, algo que siempre quise ser (desde que me empezó a gustar la carrera, para ser exacta) pero que nunca pensé que llegaría el día de serlo. Qué raro se siente. Me siento hasta ajena. Siento que tengo que empezar a moverme, empezar a hacer lo que sea, validarme a mi misma en mi profesión. Qué paja, lo pienso y qué paja. No quiero tener que hacerlo. Es que todo es muy rápido. 

Creo que tengo que disfrutar esto primero, antes que cualquier otra cosa. Sin embargo, pensar tanto en el futuro no me deja hacerlo tan bien como debería. 

Cambio y fuera, kkkkjjjjj.

lunes, 18 de abril de 2016

Del mundo laboral

Creo que lo mencioné en mi entrada anterior, pero empecé el mes pasado (Marzo) mi práctica profesional y siento que tengo que referirme a todo lo que eso me provoca, por son como sentimientos encontrados. 

Por una parte, me encanta estar terminando la universidad, porque siento que se abren muchas puertas más que hace tiempo que quería que se abrieran, como el irme a estudiar a afuera y vivir en otro país por un tiempo. Es que... el solo hecho de pensarlo hace que se me revuelva la guata de emoción. No estoy diciendo que sea una buena experiencia per se, pero es una experiencia que nunca he tenido y que de verdad quiero vivir. Además -alerta de comentario cliché- me carga Chile en este momento. No su gente, no sus paisajes y maravillosos lugares, pero me carga cómo se maneja el país. Está lleno de asquerosxs de mierda que lo único que hacen es robar plata y llenarse los bolsillos de avaricia, poder y más dinero... y de verdad me gustaría alejarme un poco de eso. No digo que no vaya a existir lo mismo en otro lugares (de hecho, si me voy a vivir afuera me gustaría que fuera un país anglosajón... y esxs giles tienen historia larga de corrupción y tonteras), pero me gustaría ver de qué me estoy perdiendo y volver con herramientas que me permitan hacer algo por este país de mierda, porque obviamente voy a volver, soy muy mamona como para no hacerlo. 

También me encanta el poder acercarme cada vez más a ganar mi plata, a tener mis cosas, aunque ahora no me estén pagando ni un puto peso y me sienta terriblemente explotada (no por la cantidad de trabajo, sino porque me parece poco ético no pagarle a alguien por hacer un trabajo, independiente de si salió ayer o hace 500 años de la universidad). Me gusta la idea de poder tener mis cosas, de no pedirle más plata ni a mi mamá ni a mi papá, porque a los 23 años de vida que tengo... puta que se siente barsa andar pidiéndole mesada a tus papás. Además, se viene la universidad de mi hermano, se vienen muchos más gastos para mis queridxs padres... ser una carga menos de verdad es una situación a futuro que espero que llegue pronto. Me gusta también el poder regalonear a mis papás, a mi pololo, etc. Comprarles cosas, regalarles algo o simplemente poder dividir una cuenta de restaurant por la mitad y no pasar sólo 1/5 me haría muy feliz, y me dejaría tranquila.

Sin embargo (tenía que hacer un pero en toda esta maravilla), ambos dos puntos que mencione anteriormente y que me gustan mucho me dan miedo al mismo tiempo. Bueno, no sé si miedo es la palabra exacta pero... ansiedad. Con toda la maravilla vienen responsabilidad e incertidumbre. Porque sí, me quiero ir a vivir afuera, pero ¿cómo voy a vivir afuera? ¿podré pagar todo? ¿me voy a ir sola o con mi pololo? ¿con quien voy a vivir? ¿me va a gustar? Es inevitable que surjan dudas... pero realmente prefiero no calentarme mucho la cabeza con eso, porque sino mis niveles de ansiedad van a subir demasiado y no, nadie quiere eso. Otra cosa que me preocupa caleta es la monotonía, es vivir para trabajar. O sea... me gusta mi carrera, me encanta la sociología... pero también me gusta dibujar, bailar, hacer ejercicio, cantar, salir, explorar, etc.... y no quiero que todo mi tiempo y energías se vayan en trabajar. Es más, me rehúso rotundamente. Por lo mismo, he tratado de practicar más mi dibujo (porque dibujar siempre ha sido uno de mis sueños frustrados), al menos una o dos veces por semana; he tratado también de no dejar de ir a entrenar por más paja que me de, primero porque se viene el Panamericano y segundo porque no no más. Se me viene a la mente una conversación que tuve con mi pololo cuando recién empezó a trabajar, en la cual me decía que se rehusaba a que su día terminada después de ir a trabajar, por lo que SIEMPRE se empujaba a si mismo a ir a entrenar o hacer otra cosa, por más en la mierda que estuviera. Al final, aunque cueste, creo que el hacer tu vida... porque en el fondo eso es, tener una vida aparte de producirle a alguien, repercute de forma positiva en ti... te hace una persona menos miserable, con una vida más significativa... al menos eso quiero creer.

En fin... la práctica me ha hecho pensar caleta en mi vida en este último tiempo y la verdad es que la estoy disfrutando harto. Siempre hay bajos, como el hecho de que toda la pega que llevaba hecha hasta ahora la voy a tener que hacer de nuevo y estoy perdiendo el tiempo aquí, escribiendo... pero puta, son detalles. 

Creo que mejor me voy a leer... o a dormir en su defecto, kkkkkjjjjjjj.

PD: Valgo mierda "cerrando" mis entradas, perdón ser que estas leyendo... si es que existes.

domingo, 20 de marzo de 2016

De como termino haciendo cosas que nunca pensé que haría.

Así es, una cambia constantemente a lo largo del tiempo y a veces mirar hacia atrás y comparar lo que una es ahora versus lo que fue, es cuatico. Para mi, hace fácil cinco años atrás, el deporte no era un tema, me cargaba hacerlo y nunca sentí que tuviera que incorporarlo a mi vida... discurso absolutamente distinto al que podría estar dando ahora, en que llevo casi tres años practicando tae-kwon do y estoy en medio de la preparación para ir a competir a un panamericano a Buenos Aires. 

Quien lo diría, ¿verdad? Todavía me es un poco extraño el momento en tomé la decisión de ir, quizás porque nunca me paré y dije "sí, voy", pero en el fondo sabía que este sería un momento propicio considerando que estoy ad portas de terminar mi carrera y en el futuro tendría que preocuparme de trabajar, de irme a estudiar, de otros proyectos futuros que me mantendrían ocupada. Entonces, sabía que tenía que tenía que hacerlo ahora. Y la verdad es que ha sido... ¿extraño? Hay cosas frente a las cuales aún me siento lejana, como preocuparme de lo que como o no, de mantener un peso en particular para poder estar en la categoría en la que me siento más cómoda combatiendo (porque, creanme, en una patada o en un puño se sienten los dos o tres kilos de diferencia con la otra competidora). En realidad, la cuestión de las comidas en particular me ha sido extremadamente difícil, y creo que es lo que más me preocupa en realidad. Lo físico lo disfruto, el entrenar seis veces a la semana me encanta. Me canso... si, caleta, pero me encanta. En este momento, no sé si en mayo siga con el entusiasmo que tengo actualmente, pero eso no me tiene muy preocupada, el tema de la comida si.

Me es difícil no engañarme a mi misma, me es difícil preocuparme de lo que como porque, en realidad, jamás en mi vida lo he hecho. Tengo un metabolismo relativamente rápido, nunca he sido gorda ni nada por el estilo, la cuestión de la comida no ha sido tema para mi en cuanto a lo estético (porque en temas de salud, desde que soy intolerante a la lactosa he tenido que ser más precavida con lo que como por razones obvias), por lo que esto de cuidarme en pos del deporte, es toda una experiencia para mi. Y la verdad es que me complica, y harto. Como ya dije, me es difícil dejar de engañarme, aún no me acostumbro a pensar de qué forma va a afectarme lo que estoy comiendo o no... no sé, es una paja a ratos. 

Y no es que no tenga voluntad para hacer... ¿o quizás si es un tema de voluntad? La verdad es que no sé. Sólo se que me cuesta. Creo que es una cuestión con la que, con tiempo, comenzaré a lidiar mejor.

Sólo quería escribir como voy con todo esto del Panamericano, y creo que lo seguiré haciendo... kkkkjjjjjj.

martes, 8 de marzo de 2016

De como vuelvo.

Oh, que brigido escribir aquí después de tanto tiempo. Ya pasó un año y varios meses desde la última entrada y una conversación banal con mi amigo Vicente hizo que crecieran un poquito las ganas de volver a revivir este blog como lo que siempre ha sido, un lugar para sacarme lo que pienso de encima, de exteriorizar ese ser mío tan ansioso, paranoico y bueno para divagar. Con una esas características me parece que es algo completamente necesario. La verdad es que no sé por donde partir, tampoco quiero extenderme mucho... las cosas han cambiado mucho, estoy por salir de la universidad (la próxima semana empiezo mi práctica) y mis niveles de ansiedad al respecto están bastante altos. Me da miedo no cumplir, aproximarme al "mundo laboral" y no tener puta idea de qué hacer. No quiero que el miedo me paralice y obviamente no voy a dejar que lo haga, pero no puedo renegar de la ansiedad que tengo. Pronto empezaré una nueva etapa para la cual me sigo sintiendo muy chica. ¿23 años no es muy poco tiempo como para empezar a verlas por ti misma? No, la verdad es que no... pero puta, estoy segura de que costará hacer el cambio. 

Prometo a mi misma ser más constante en este espacio, darme el tiempo de escribir(me) y botar las cosas que he estado acumulando, antes de volverme loca (tampoco es que pasen puras cosas terribles en la vida, pero se entiende).

Cambio y fuera, kkkkjjjj.

domingo, 26 de octubre de 2014

de cómo la Patagonia es maravillosa y extraño a mi Fabián

He vuelto de un viaje que estoy segura de que no voy a olvidar. La Patagonia chilena es maravillosa, y gracias a mi mamá (que siempre se saca la mierda por nosotrxs), pude conocerla. Los viajes en avión no son lo mío en todo caso, no me gusta el mareo excesivo que siento cada vez que hay turbulencias y la ansiedad que me produce escuchar cualquier ruido, lo que me lleva automáticamente a pensar que el avión está a punto de caerse. De todos modos me gusta el ritual que hay en los viajes, el papeleo absurdo, el dejar las maletas, el esperar comiendo algo rico, el llegar a un lugar nuevo y ver todas las cosas con ojos de niñx. Viajamos harto rato (porque para llegar a Puerto Tranquilo hay que viajar en auto unas tres horas aproximadamente desde Balmaceda, el pueblito donde queda al aeropuerto). Sin embargo, el viaje fue maravilloso. Paisajes sacados de sueños, mucho verde, muchos laguitos hermosos, muchos animalitos, mucha nieve desparramada por ahí. Nuestra primera parada fue en Cerro Castillo, un pueblito pequeñito con casitas humildes y una plaza preciosa, donde hay una escultura en madera de un "gaucho" que te ofrece un mate, junto a su perro. Comimos un churrasco patagónico en el restaurant de un señor muy amable, que nos conversó mucho de la región, de cómo los empresarios habían comprado casi todo, cometiendo varias injusticias y dejando un poco la cagá, por lo que él tenía toda su esperanza depositada en "las nuevas generaciones", las cuales esperaba hicieran algo al respecto. Después de una amena conversación seguimos viajando a Puerto Tranquilo. Cuando llegamos, dejamos nuestras cosas en la residencial de la Señora Manda (sí, Manda, no Amanda) y partimos a las catedrales de mármol en un bote conducido por Camilo, un guía muy simpático. A esas alturas del día ya habíamos viajado por cielo, "mar" (lago) y tierra.

Las catedrales son maravillosas, creo que pocas veces en mi vida he visto cosas tan lindas como esa. Lo cuatico es imaginarse que todas esas formas y colores hermosos son el resultado de millones de años de erosión al mármol. Según Camilo, eso comenzó a ocurrir por ahí por la era glacial. Muuuuuuchísimo tiempo. En fin, estaba fascinada. Me encantan los paisajes, me encanta ver cosas que sé que tienen un valor enorme, que son majestuosas por sí solas. Y las catedrales lo son totalmente. Los colores del agua y su transparencia hacían que el espectáculo fuera aún más impresionante. Además, ver la felicidad de mi mamá al vernos a mi y a mi hermano disfrutar de algo que a ella también la había maravillado, fue abrumadoramente placentero. Ver a mi mamá así es bastante difícil, por lo que su continua sonrisa me hacía disfrutar aún más todo lo que estaba viendo. Eso si, siempre pensaba en compartir todo lo que estaba viendo con el Fabián, en volver con él a ese lugar tan hermoso y vivirlo juntos (estaba doblemente presente en mi mente a causa de su distancia, está a muchísimos kilómetros de mi, compitiendo en Paraguay).

Al día siguiente fuimos al campo del jefe de mi mamá, del cual ella está encargada de administrar y afinar algunos detalles. Habían caballos, vacas, pollitos, perritos amistosos, gatitos juguetones, muchos animalitos, lo cual fue muy entretenido. Me vi a mi misma muchas veces jugando con mi hermano, recorriendo como una niña, maravillada por todo y sacando muchas fotos (efecto reforzado por el hecho de estar en la Patagonia, ya que siempre actúo de una forma estúpidamente inmadura para mi edad cuando estoy con el Rómulo). Todo había sido maravilloso hasta ahora. Y lo seguiría siendo. Más tarde fuimos a la convergencia del Río Baker y el Río Neff, que queda a una hora más o menos de Tranquilo. Es un lugar maravilloso, el agua corre tan fuerte e intensamente que llega a asustarte la fuerza de la naturaleza, es abrumador y hermoso. Estuvimos un buen rato sacando fotos y pegados mirando el agua caer con tanta fuerza que saltaba a todas partes. Fue perfecto. Después nos devolvimos, pasando en el camino por otros lagos y paisajes igual de maravillosos que el anterior, con aguas clarísimas llenas de salmoncitos pequeños y colores diferentes. Ese día llegamos cansadísimos y nos dormimos muy temprano para iniciar el día siguiente a primera hora de la mañana. 

Nos esperaba uno espectáculo que no quise ver (cómo castraban a los toros) pero que reemplacé por más paseos por el campo del jefe de mi mamá, admirando a los animalitos y persiguiendo a los pequeños pollitos que habíamos encontrado con mi hermano el día anterior, mientras se preparaba el asado al palo típico de la región, lo cual todos estábamos esperando. Había un montón de comida y de gente, muchos "gauchos" que estuvieron toda la mañana trabajando y que ahora cortaban la carne con sus propios cuchillos, que llevaban guardados en sus cinturas, adosados a un cinturón de cuero que venía perfecto con su boina, típica también de la zona. Debo decir que la gente de allá no es muy afable, a diferencia del imaginario colectivo presente en las mentes de los santiaguinos de que toda la gente del sur de Chile es gordita y amable. Los climas extremos producen lo contrario, creo yo. De todos modos, son simpáticos, y si los sabes tratar, inmensamente amables (como toda la gente que nos atendió en nuestro viaje). Además, saludan a todo el mundo. Es brigido, un completo desconocido te saluda igual en la entrada del negocio (tiene sentido allá, que todos se conocen). Después de aquel contundente asado nos fuimos a la residencial a descansar un poco después de haber comido tanto, sólo para despertar con otra invitación que le hicieron a mi mamá a otro asado (esta vez trucha y salmón), por parte de un amigo muy querido. Fuimos a su casita, donde recibía a turistas que iban a dar paseos a las catedrales de mármol o querían andar en kayak por el lago. Era un lugar muy pacífico, pequeñito y bonito, con botecitos y todos los implementos necesarios. Conocimos a "Solito", un perrito muy juguetón que se tiraba al lago y nadaba como nunca había visto a un perro nadar. Mi hermano tiraba piedras al lago para hacer "sapitos" y ahí partía Solito, zambulléndose en la fría agua del lago. Era algo muy tierno de ver. Para variar, comimos mucho, conversamos harto y lo pasamos muy bien (aunque nuestras ropas ya estaban impregnadas de humo y el frío era intenso). Ese día también nos acostamos temprano, sin antes comprar algunas cervezas para traerle al Fabián... el sur había sido más agotador de lo que había pensado.

Y así fue como llegamos al final del viaje. Hoy en la mañana temprano, a eso de las 7.30, emprendimos el viaje a Balmaceda, en el cual me enfermé del estómago y dejé algunos recuerdos en la región de Aysén (jijiji), algo que se ha vuelto casi una tradición en mis viajes (en Perú pasó lo mismo). Después de varias horas de viaje llegamos, bastante atrasados, a tomar el vuelo. Alcanzamos justito, lo logramos a duras penas. Llegamos a la ciudad de Puerto Montt a cambiar de avión, donde compramos más recuerdos y tomamos el vuelo a Santiago, el cual me trajo de vuelta a mi hogar, a ver a mi papá y mi Petit, a los cuales ya empezaba a extrañar harto.

Ahora estoy escribiendo esto con tranquilidad y escuchando un disco de antaño de Linkin Park, a pesar de que tengo unas guías mirándome desde el otro extremo de mi escritorio. Hay prueba el martes. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en que mañana vuelve mi Fabito, tengo tantas, pero tantas ganas de verlo. Este viaje estuvo teñido por su recuerdo, pensaba todo el tiempo en él, revisaba varias veces al día el teléfono para saber como le había ido ese día y poder leerlo, aunque fuera un ratito. Mañana por fin nos volvemos a encontrar. Yo creo que él tiene razón y no estamos hechos para estar separados. Ya ha pasado mucho rato.

En fin, cambio y fuera :)